28 octubre, 2005

Mi reino por un Miqui

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Pocas experiencias teatrales más alucinantes que el montaje de Juli Cèsar que Àlex Rigola llevó a cabo hace unos años en el Romea de Gràcia. Qudé atónito, boquiabierto, anonadado con su empleo de unos mínimos recursos escénicos, sus juegos de luces y sombras, su apuesta por apuntalar los climax con música rock, todos ellos elementos con un punto marciano pero que se integraban a la perfección con en el texto de Shakespeare, es más, lo propulsaban hacia una nueva lectura que es donde radica precisamente la riqueza de sus obras, en esa maleabilidad extemporánea de infinitas posibilidades creativas. De aquí el horror de contemplar la chapuza insultante y la payasada sin sentido a la que ha reducido Ricard 3r. Por principio estoy a favor de la deconstrucción de los clásicos, de faltar al respeto con criterio, de provocar con ideas, de descolocar con argumentos, pero supongo que hay límites que no deben traspasarse y que los marcan el buen gusto y la inteligibilidad. ¿Por qué convertir uno de los dramas más sanguinarios y tremebundos del bardo en un desfile de gañotas y gruñidos? “Estracanada” de vergüenza ajena, el principal problema de la obra quizás nazca de alterar el único fundamento intocable, el género (¿por qué convertir en una farsa de risa gruesa un drama lleno de reflexiones mordaces?). A medida que avanza la obra el verso shakesperaino se va apagando, se volatiliza en beneficio de vocifereos, guitarreos, pelucas, culos al aire y rayas de coca. De forma que cuando el monstruoso monarca a sangre y fuego acaba gimiendo su “My kingdom for a horse” uno piensa que habría dado su propio reino por un asiento con pasillo para estar hace rato en la calle.

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Por fortuna, las cosas mejoraron (aunque lo tenían fácil) gracias a un músico que tiene aspecto de Falstaff y cuyas letras hablan de lo mismo que el autor de Hamlet sólo que con algo más de inmediatez y algo menos de pretensiones formales. El concierto de Miqui Puig en La Paloma fue una gozada. En homenaje al salvador de la jornada he aquí una de sus letras que más me apasionan, la de Revival:

“Tu casa sigue estando en el mismo sitio. ¿Por queé no cambiaste tu número? Vives tan cerca de todo lo mío. De mi trabajo. De casa de Pepo y de los Viejos Clubs. Donde a veces pongo esos discos. Donde suena Northern Soul. Todo es revival. Todo va y viene, la vida, la muerte. Hasta el amor. ¿Reconocerías tú mi voz? Como seguro lo haría yo. Llevé un ramo de rosas rojas al hospital. Ana y Luis tuvieron otro chaval. Preguntaron por mi vida. Preguntaron por ti. Dicen que te han visto en el centro tan normal. Abrígate que viene el invierno si sales a comprar. Piensa que todo va y viene, todo es revival. Hasta el rock & roll dicen que volverá. La maxifalda y el disco. ¿Reconocerías tú mi voz? Como seguro lo haría yo…”.