25 noviembre, 2005

Con Kazuo

Mientras nos colocaban los micros, la directora de la Biblioteca Jaume Fuster le comentó a Kazuo Ishiguro que el auditorio estaba abarrotado. Ocupados sus 240 asientos, habían tenido que abrir la salita anexa para que los rezagados pudieran seguir la entrevista por un circuito cerrado de televisión. Me entró el pánico, quería que se me tragara la tierra, que una amenaza de bomba desalojara la sala, que al pobre escritor le cogiera una indisposición repentina por haber comido ostras en mal estado y tuvieran que llevárselo al clínico en una ambulancia. Mis plegarias no fueron atendidas. Pero fue saltar al ruedo y sentir una repentina calma. Mi timidez congénita se esfumó por el conducto de ventilación de aquel gran espacio que aún olía a estreno reciente. Fue toda una experiencia escuchar cómo Ishiguro escarbaba en su cabeza en busca de las palabras que respondieran a cuestiones del tipo ¿Cómo integrar un mundo exterior donde dominan las leyes de la naturaleza en un proyecto interior sustentado en la fantasía? ¿Cómo confrontar un recuerdo con una experiencia real? Intentadlo, no es sencillo.
Luego nos llevaron a cenar, éramos siete mujeres (para el carro Monty: ninguna de ellas eran de las que te garantizarían una muerte orgiástica a los 80), el escritor y yo. Me pegué a él y como el resto apenas sabía papa de inglés no paramos de charlar. Me habló de su relación con James Ivory, de sus conversaciones telefónicas con Mick Jagger, de su amigo Murakami (de quien por cierto llevaba yo en la mochila su último relato, el encantador The Spaghetti Year, que originariamente no iba destinado para él, pero que se lo di encantado), de Hampstead Heath, de cómo el Viejo Shanghai está reproducido a escala 1:1 en unos estudios de la misma ciudad, y sobre cómo archivamos los recuerdos (momento que aproveché para tomar prestadas una vez más los apuntes sobre neurociencia que me pasa PIQ y con los que yo desvergonzadamente me hago el interesante). Fue una noche feliz en una semana gris. Me voy a comer. Buen fin de semana.