08 diciembre, 2005

Te amaré hasta que te mate

Sabíais que el amor y el odio se tocan, pero buscábais una conformación científica. PI/Q os la procura:

Resulta muy llamativo que los mecanismos fisiológicos que se activan ante reacciones de rabia intensa o las reacciones físicas extremas ante casos de emergencias son idénticas a los mecanismos que se activan ante situaciones de euforia o placer extremo. Si mides los ritmos cardíacos de una persona no sabrás si acaba de cometer un asesinato o si ha tenido un orgasmo. Las condiciones fisiológicas son idénticas.
Si estuviésemos en contacto a través de internet y te pidiese que me dieses únicamente los datos de la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y los niveles hormonales podría adivinar a distancia que estabas a punto de morir pero no sabría si a consecuencia del ataque de un león o de un polvo cósmico.
Esto me recuerda las palabras de Eli Wiesel “lo opuesto del amor no es el odio sino la indiferencia”. Resulta pues increíble comprobar que fisiológicamente el amor y el odio no son opuestos sino muy parecidos. De ahí que cuando estudiamos el comportamiento de los seres humanos encontramos indicios de uno de los hechos más extraños e inusuales en el mundo de los animales no humanos y es que confundimos la sexualidad con la violencia. Este comportamiento no tiene parangón en el mundo de los primates. El amor y el odio no son opuestos fisiológicos desde el punto de vista cerebral. Son estados muy similares.