09 junio, 2006

Cada uno busca su gato


Algunos nacen con un pan bajo el brazo, pero todos nacemos buscando a nuestro gato. Lo sepamos o no. Nos gusten los gatos o no. No se trata de un gato en el sentido físico, felino, peludo, cuadrúpedo. No tiene forma, ni nombre, ni nacionalidad, ni razón social. Se trata de una inquietud mental, de una misión subliminal, de una necesidad que late entre los pliegues microscópicos de nuestros genes. Si tienes la dicha de hallar a tu gato no podrás formular la sensación en palabras, solo podrás sentirla, será como una ligera relajación muscular, una uña cortada a la perfección de la que sentirse orgulloso en un plano semiconsciente. Si no das con él, te faltará algo muy sutil, algo que no encaja como debería, piensa en una tostada mal untada o los lazos de unos zapatos atados con una asimetría que daña a los ojos. El gato es huidizo y huraño, pero quiere ser encontrado. Conseguirlo, pero, no es tan importante como estar motivado para hacerlo.