26 septiembre, 2006

Morderse la palma de la mano


En la bellísima película "El perro mongol" una madre intenta convencer a su hija de que no puede quedarse el can que da título a la cinta con la siguiente paráfrasis práctica o ejercicio ilustrativo: "Intenta morderte la palma de la mano" le pide. La niña lucha con denuedo por aplicar sus dientecillos al centro de la misma, pero ha de acabar dándose por vencida con un bufido de resignación. "No puedes tener todo lo que ves" concluye su madre. A resguardo de la oscuridad, yo inmediatamente probé de dare un mordisco a la mía. Sin éxito. Desde ese día, lo intento cada mañana, cada tarde y cada noche. Sin éxito. Cuando lo consiga, me iré a Mongolia a hacer el perro.