30 marzo, 2007

"El 8º enanito". Capítulo 8.

La negativa del 8º enanito a arrancarse una pestaña en cumplimiento del ritual con que la trágica figura de Cleto era honrada puso patas arriba Dos Palmos. Ni los más matusalénicos del lugar recordaban la última vez que un escándalo de semejante magnitud los había sacudido. Algunos apuntaban que fue cuando un miembro de la comunidad quiso proveerse de leñan cortando por accidente un rotk, el árbol sagrado de los enanitos por la superstición de que hacer la siesta a su sombra curaba a los infantes de la varicela. Lo que estaba claro es que había que convocar con carácter de urgencia al consejo de sabios. Da medida de lo pacífica que era la vida en el pueblo el que la anterior sesión extraordinaria había tenido lugar hacía diecinueve años con motivo del sometimiento a votación de la conveniencia o no de introducir el cultivo de alimentos transgénicos.
El consejo, que estaba compuesto exclusivamente por artistas, viudos, divorciados y taxidermistas de ambos sexos por entender que eran los que más jugo le habían sacado a la vida y por tanto estaban mejor facultados para valorar los insospechados meandros que esta podía tomar, discutió de forma acalorada durante tres extenuantes jornadas si el 8º enanito merecía o no ser expulsado de Dos Palmos. Puesto que cada votación concluía sistemáticamente en empate confiaron el veredicto final al método más democrático que conocían: cortarse las uñas, recopilar los trozos y contarlos, si sumaba un número par significaba culpabilidad, si era impar, exoneración. Salió que el 8º enanito ya podía ir preparando el macuto. (Continuará...)