10 octubre, 2007

Cassandra´s Dream


Tenía que llegar. "Cassandra´s Dream" extiende el definitivo certificado de defunción creativa de Woody Allen. Ni una sola idea original, ni una línea de diálogo chispeante, ni si quiera ocurrente, mucho menos significativa. Grisura, linealidad, mediocridad. Un guión facturado en 15 minutos y rodado en 20. Reciclaje a la baja de preocupaciones antaño sustanciales. Mecanicismo, prisas, descafeinamiento. La sombra de una sombra reflejada en una pared negra.
A propósito de "Le Voyage du ballon rouge" de Hou Hsiao-Hsien, A.O. Scott el crítico de cine de "The New York Times", se hace eco del principio de que el arte tiene la habilidad de consolarnos de algunas de las dolorosas imperfecciones de la vida. Hubo un tiempo en que las películas de Allen, con su preciso equilibrio entre el drama y la comedia, conseguían exactamente eso en un plano autorreferencial: compensaban los sinsabores de la existencia mostrándonoslos con una mirada irónica, lúcida, cercana. Hoy, huérfanos de su genio, nos empequeñecemos, pues todo parece un poco más absurdo cuando se esfuma un motivo para el placer. Me siento cómo si me hubiesen robado el sabor a turrón de los helados o las sombrillas de la playa. Y es triste.