01 septiembre, 2008

Maltés y doblemente falso


San Francisco debe su nombre al hombre que renunció a las riquezas familiares, se colocó un hábito lleno de agujeros y pulgas, hizo voto de pobreza, ayudó a los desfavorecidos y habló con los pájaros, pero su verdadero patrón fue un redactor de anuncios publicitarios para joyerías, detective de la agencia Pinkerton, un comunista y alcohólico que destacó por convertir la ciudad en un torrente de sangre, pólvora, brutalidad y vicio. El lector de Dashiell Hammett tiene varios puntos calientes a visitar en la misma, que demuestran que vida y obra estaban íntimamente ligadas, pues en el 891 Post Street se levanta su antiguo domicilio, cuyas características transmitió al de su sabueso Sam Spade, el cual deglutía el mismo estupendo bistec que su creador en el restaurante John´s Grill. Y ahí nos fuimos. El local ha respetado y está a la altura de la leyenda. Quitándole cuatro detalles podría rodarse una thriller de los años 40 mañana mismo. Lo que está claro es que ni Hammett ni Spade tuvieron que pagar lo que cuesta un correcto trozo de carne porque ellos crearon este plus turístico.

Uno de los mayores atractivos del local es una réplica de la figurita del halcón maltés que aparecía en la película homónima de Johhn Huston. Se da la maravillosa ironía que John´s Grill poseía la estatuilla original hasta que fue robada, mientras que tanto el libro como en la película acaban con el descubrimiento de que la preciada pieza era una falsificación.
Y así es como llegamos hasta la postal nº5.