26 julio, 2009

Qué bonito que es mi piso

Estoy mirando pisos. De compra, principalmente. Es una locura, pero parece que hay bancos dispuestos a concederme una hipoteca, y si ellos, visto el percal, creen en el poder de mi minisueldo, ¿por qué no voy a hacerlo yo?

Mi límite está en poco más de 200.000 euros. Por esa cantidad hay alguna cosa decente en los barrios periféricos (descartado), alguna cosa que requiere reformas en los barrios obreros (quizá) y, en los barrios chulos, cosas como esta:



200.000 euros piden por este bonito rincón de la calle Joaquín Costa. Otra vista del inmueble en cuestión:



Del baño no hay imágenes. ¿Habrá baño? En caso de que haya, ¿lo habitarán especies animales no conocidas por el hombre?

Más viviendas de postín por 200.000 euros, ésta en Riera Alta:





No sé si me asusta más el mobiliario de castillo del terror, el lavadero lleno de agua estancada o que consideren que estos son los dos mejores ángulos de la casa.

Al final me he preguntado: ¿y cómo debe de ser un piso que esté por debajo de los 200.000 euros? ¿Será un solar y un paquete de ladrillos de regalo?

Así que he ido a buscar el piso más barato de Barcelona: 75.000 euros (12 millones y medio de pesetas) por 30 metros cuadrados en la calle Ramón Rocafull, en pleno barrio del Carmelo. Y, oye, no está tan mal.



Y por un poco más, 82.000 euros (13 millones y medio) tienes una cosa de 23 metros muy apañada en el Verdún.



Y por casi 15 milloncejos (90.000 euros) todo un piso de 60 metros cuadrados en Sants. Este es un poco Cuéntame, pero no se puede tener todo.





Tras descender a los infiernos he ido a buscar el piso/casa/chalé más caro de Barcelona. Equilicuá, seis millones y medio por una choza en Bellesguard con una sala de juegos de 80 metros cuadrados:





De todas formas, no todo el monte es orégano por la parte alta de la clasificación, porque por este templo del buen gusto de sólo 90 metros cuadrados en el barrio de Santa Caterina piden casi un millón de euros, y, francamente, a mí ni regalado:





De repente, me encanta mi piso.