30 junio, 2010

Toy Story 3


Es muy improbable que pueda disfrutar más con otra película en lo que queda de año. Ni la versión original a palo seco, ni la masiva ingestión de palomitas en la sala, ni sus asientos exageradamente reclinables, ni la nula necesidad de verla en 3D sabotearon un ápice la fiesta. Dos genialidades: la conversión de ese símbolo absoluto de la inocencia infantil que es el osito de peluche en el malo de la función y el corroborar uno de las mayores sospechas que uno tiene de niño pero que es incapaz de articular en palabras: que el Ken de Barbie pierde más aceite que una refinería. Ojalá convenza a mi padre, que no entiende cómo me gustan las películas de animación por asociarlas con Bambi, que vaya a verla. Hay amigos que se mofan de mí por abusar del adjetivo maravilloso (soy un alma propensa a la exaltación) pero si TS3 no es una MARAVILLA Buzz Lightyear tiene poderes espe/espaciales.