17 noviembre, 2010

Sukkwan Island


Devastado sale uno de leer "Sukkwan Island" de David Vann. Deberían avisar que uno necesitará una mascarilla de oxígeno para poder ir avanzando. Desde ya en el top de las mejores novelas del año. Pese a que en ella no hay exaltación de la Naturaleza sino que, al contrario, esta es un pozo de brutal indiferencia y castigo, la travesía hacia la locura por los inhóspitos parajes de Alaska del protagonista me ha recordado mi pasaje favorito de Knut Hamsun, aquel en el que el ermitaño teniente Glahn en "Pan" sale a los bosques noruegos a fusionarse con el cosmos:


"La primera noche de hierro. A las nueve se pone el sol. Una lánguida oscuridad se posa sobre la tierra, se ven algunas estrellas, dos horas más tarde se vislumbra el fulgor de la luna. Me voy al bosque con mi escopeta y mi perro, enciendo una hoguera y su resplandor brilla entre los troncos de los pinos. No está helando. La primera noche de hierro, digo. Y me sacude una confusa y exaltada alegría por el momento y por el lugar... ¡Un brindis por vosotros, seres humanos, animales y pájaros, un brindis por la noche solitaria en los bosques! ¡Un brindis por la oscuridad y el murmullo de Dios entre los árboles, por la dulce e ingenua eufonía del silencio junto a mis oídos, por las hojas verdes! ¡Un brindis por ese sonido de vida que escucho, un hocico resoplante en la hierba, un perro husmeando la tierra!".

Mi impulso tras salir con una vida menos de las páginas de "Sukkwan Island" ha sido releer por enésima vez el prodigioso poema de Mark Strand "La Noche, El Porche" en busca de una vuelta a la tierra como sinfonía y no como infierno:

"Mirar fijamente sin ver nada es aprender de memoria
Aquello a lo que se nos arrastrará a todos: protegerse
Del viento es sentir que o inasible se halla en algún lugar
cercano.
Los árboles pueden mecerse o estar quietos. El día o la
noche pueden ser lo que quieran.
Lo que deseamos, más que una estación o el tiempo, es la
comodidad
De ser desconocidos, al menos para nosotros mismos. Ésta
es la dificultad.
Del asunto, que es por lo que ahora mismo parece
que estuviéramos esperando
Algo cuya aparición sería en realidad su desaparición...
El sonido, pongamos, de unas hojas que caen o sólo el de una hoja
O menos. No tiene límite lo que podemos aprender. El
libro de ahí afuera
Nos dice eso y no se escribió pensando en nosotros".

04 noviembre, 2010

Copia certificada


Pocas veces he salido tan traspuesto del cine, tan estimulado intelectualmente y a la vez con la sesibilidad tan tocada en su línea de flotación. Cuánta belleza en la película de Kiarostami, cuánta humanidad, cuánto vértigo, cuánto juego, cuánta poesía. Colosal esa escena del café que provoca una mutación tan sugerente que invita a reflexionar sobre ella durante horas con una botella de vino (no picado) delante. Binoche sostiene unos primeros planos con la magia de un retrato de la escuela flamenca. La Toscana se saborea. A la salida de la sala, algo ha cambiado

dentro de uno.

02 noviembre, 2010

"To the Rescue"


La esquiva sugerencia que inspira el cuadro "To the Rescue" de Winslow Homer, que se muestra estos días en la Fundación Mapre dentro de la exposición "Made in USA. Arte americano de la Phillips Collection", encuentra unas semanas después acomodo en esta reflexión de John Berger:



"Uno mira las pinturas con la esperanza de descubrir un secreto. No es un secreto sobre el arte, sino sobre la vida. Y si lo descubre, seguirá siendo un secreto, porque, después de todo, no se puede traducir en palabras. Lo único que se puede hacer es trazar, a mano, un tosco mapa para llegar al secreto".